Un post de protesta


Este es un post de protesta. Y no es una protesta nueva. Es una bandera que quienes nos consideramos predicadores del vapeo venimos levantando hace años.


Predicamos con nuestras vivencias y batallamos contra los molinos de viento, siempre a la espera de que el vapeo en Argentina sea, finalmente, sujeto a una regulación sensata que le permita a los cientos de miles de Argentinos fumadores acceder a una opción 95% menos nociva que el tabaco.


Porque nosotros somos eso: la muestra fehaciente de que el vapeo nos regaló calidad de vida o, incluso, años de vida. Años de vida que se hubiesen esfumado como si nada si hubiésemos seguido fumando.


Estamos a la espera de que le bajen la guillotina a una prohibición absurda, falaz, anacrónica, basada en suposiciones y especulaciones que sencillamente no se condicen con lo que sucede en el plano de lo real, de lo cotidiano.


Y es que en Argentina, en mayo de 2011 la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) decidió prohibir la comercialización y la publicidad de todos los dispositivos relacionados al cigarrillo electrónico basándose únicamente en la falta de evidencia de que sea un método menos nocivo para la salud, y a raíz de esto surgieron, a lo largo de los años, una cantidad inconmensurable de discusiones.


El cigarrillo electrónico hace que sea más fácil empezar a fumar”, alegan los promotores enmascarados del tabaquismo, con matrícula nacional de médicos y una larga lista de invitaciones a noticieros.


Sin embargo, Encuesta Mundial sobre Tabaco en Jóvenes realizada en Argentina en junio de 2020, indica que 8 de cada 10 estudiantes pudo comprar cigarrillos sin mayores dificultades, en cualquier kiosco o almacén de barrio.


Es curioso, porque esta misma encuesta es la espada de quienes militan la prohibición del vapeo. Y les encanta tirar cifras: “el 7.1% de los menores de edad consume cigarrillos electrónicos”, dicen casi orgullosos, más que preocupados.

Lo que no dicen, es que el 19.5% de los encuestados fuma tabaco combustionado de forma regular, y más del 38% alguna vez lo probó.


¡Pero claro, si lo compran con la misma facilidad que a un alfajor!


No existe evidencia suficiente de que el vapeo sea menos nocivo”, dicen otros, que ni siquiera se tomaron un minuto para googlear lo que pasa en otros países.


No es arbitrario ni aleatorio que agitemos una bandera que dice “Vapear es 95% menos nocivo que fumar”. Quizás no todos se tomaron el trabajo de leer las investigaciones de Public Health England, en el Reino Unido, pero al menos alguna vez prestaron un oído para que otro vapeador, que sí se tomó el trabajo de googlear, le cuente la verdad de la milanesa.


Tal es la seriedad con la que se toman el vapeo en el Reino Unido, que en muchos hospitales se lo ofrecen como primera medida a cualquier ciudadano que golpea la puerta diciendo “el pucho me está matando”. 


Y ojo, que no ignoramos la diferencia entre “menos nocivo” y “sano”. Sano es hacer deporte, comer bien y dormir 8 horas.

Cualquier cosa que te metas en los pulmones que no sea oxígeno, es perjudicial. Esa no es la discusión. La pregunta es: ¿cuál es el peor de los males?

Tenemos una población que es dependiente de la nicotina. Eso no lo vamos a cambiar.

¿Qué hacemos con eso? ¿Cómo reducimos los daños?

Ese es el debate que los gobernantes y las instituciones deberían abordar, y no lo hacen.


Porque es más redituable que te cagues muriendo de cáncer o de EPOC. Porque la venta de cigarrillos llena las arcas de los titiriteros, y ni hablar los medicamentos y los tratamientos oncológicos. Lucran con el mal y lucran con la cura. Te venden la enfermedad y el remedio.


El cigarrillo electrónico es algo nuevo, andá a saber los problemas que te causa a largo plazo” es otra de las muletillas que se escuchan frecuentemente en radio y televisión, en esos debates unilaterales que rozan lo circense. 


Pasaron casi 20 años desde que se inventó el primer dispositivo de vapeo, y al día de hoy pudieron adjudicarle 0 muertes. CERO, ¿entendés? Ninguna. Probablemente en el transcurso del día de hoy, mueran más personas en accidentes de tránsito en tu ciudad que personas en el mundo por vapear.


Sin embargo, hace más de 70 años sabemos el desastre que causa el cigarrillo convencional a la salud, y 8 de cada 10 pibes lo compran en el kiosco del barrio como si nada.


Y en esa seguimos. 50 mil muertes por año en Argentina relacionadas al tabaquismo.


588 atentados a la AMIA al año. 1 Cromañón cada 36hs.


Toda esa gente se muere por fumar cigarrillos que son legales, y prohiben el vapeo.


¿Cómo no quieren que protestemos?


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